03. Dimensiones del carisma kentenijiano en general

P. Rafael Fernández

Dimensiones del carisma kentenijiano en general.

Cristo Jesús, el Señor de la historia, que prometió estar con su Iglesia hasta el fin de los tiempos, constantemente la acompaña con su bendición, animando su vida, su renovación y fecundidad para que sea luz y levadura del mundo. Lo hace de modo particular a través de los fundadores, quienes son personalidades claves, elegidas por él, a quienes confiere carismas, es decir, gracias para bien de la Iglesia, encargándoles misiones que comparten con la comunidad que el Señor congrega en torno a ellos.

 

Así, por ejemplo, regala a san Benito y a los benedictinos, el carisma de la vida litúrgica y de la santificación en un lugar a través de la oración y el trabajo (“ora et labora”, ora y trabaja, es su lema), a san Francisco de Asís y a los franciscanos, le regala el carisma de la pobreza, a santa Teresa de Ávila y a las carmelitas, el carisma de la oración contemplativa, etc. Todos estos carismas, son dones del Espíritu Santo para la vida de la Iglesia, para su fortalecimiento y renovación constante. No son gracias exclusivas o excluyentes del fundador y su comunidad. Al contrario, son dones que brotan de la misma fuente de gracias y que comparten con todo el Pueblo de Dios, aunque ellos, como depositarios especiales de ese carisma, deben vivirlo en forma preclara, para así irradiarlo y trasmitirlo en bien de la Iglesia. Constituyen de esta forma una inapreciable riqueza eclesial en la diversidad de sus formas.

 

En este contexto se inscribe el carisma que el Señor quiso dar a nuestro padre y fundador, al P. José Kentenich. ¿Cuál es este carisma? ¿Qué quiso regalar el Señor a la Iglesia a través del P. Kentenich y de su fundación?

 

El carisma del P. Kentenich, dado la misión que el Señor le confirió al interior de la Iglesia, posee diversas facetas. Él se sintió llamado por Dios a gestar dentro de la Iglesia, en un tiempo de cambio histórico global, un nuevo tipo de hombre y de comunidad cristiana, una nueva forma de vivir el Evangelio, como respuesta a los desafíos del tiempo actual.

 

Los diversos aspectos del carisma kentenijiano que describiremos, corresponden a la gestación y a los rasgos propios del “hombre nuevo en la nueva comunidad” tal como el fundador visualizó este ideal, lo encarnó y lo proclamó.

 

Podemos decir, en este contexto, que el carisma del P. Kentenich abarca las siguientes dimensiones:

  • la mentalidad orgánica,
  • el marianismo,
  • el providencialismo,
  • el patrocentrismo
  • la filialidad,
  • el carisma pedagógico,
  • la conciencia de misión.

Todas estas son facetas de un mismo carisma, por eso, cuando nos referimos a un aspecto determinado, siempre (implícita o explícitamente) van a estar presentes las otras dimensiones del carisma.