Las gracias que María regala en su Santuario de Schoenstatt

María es medianera de todas las gracias. Ella es -al decir de los Padres de la Iglesia - el "acueducto" o "canal" por el cual nos llegan las gracias del Señor: Es la "Omnipotencia suplicante" ante el trono de Dios.

P. Rafael Fernández

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María es medianera de todas las gracias. Ella es -al decir de los Padres de la Iglesia - el "acueducto" o "canal" por el cual nos llegan las gracias del Señor: Es la "Omnipotencia suplicante" ante el trono de Dios. Es nuestra Madre, que da a luz a Cristo en nosotros y nos cuida con amor y sabiduría maternales.

En el santuario de Schoenstatt, ella ha querido ejercer en forma especial su labor de educadora y madre nuestra; allí ha instalado su "taller" donde atrae los corazones y los transforma en instrumentos aptos y dóciles en su mano. Esta acción maternal y educadora, que ella asume especialmente en virtud de la alianza, se canaliza, por así decirlo, en tres direcciones:

Primero, María nos regala en la alianza un profundo cobijamiento y arraigo en su corazón. Segundo, el amor que ella nos tiene y que nosotros le tenemos, nos transforma, nos hace semejantes al Señor y a ella. Tercero, María nos regala su fecundidad y su poder maternal de intercesora y de reina.

Por eso acostumbramos a hablar en Schoenstatt de las "tres gracias del santuario": la gracia del cobijamiento, de la transformación interior y del envío y fecundidad apostólica. Estos son los "milagros de gracia" que realiza María en su Santuario de Schoenstatt.