06. La vinculación al Padre Fundador en el Movimiento de Schoenstatt

P. Rafael Fernández

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Las comunidades ven en su fundador un instrumento predilecto del Señor y reconocen en él la voluntad de Dios para con ellas. Así ocurre, por ejemplo, con San Benito y los benedictinos; con San Francisco y los franciscanos; con San Ignacio y la Compañía de Jesús; con Santa Teresa de Avila y las carmelitas; y, en nuestro tiempo, con Santiago Alberione y la Familia paulina; con José María Escrivá y el Opus Dei etc. Los últimos Papas han acentuado la necesidad de que las comunidades religiosas profundicen y vivan lo más intensamente posible de acuerdo al carisma de su fundador y se distingan por un fiel seguimiento a su persona y sus enseñanzas. Así se asegura la vitalidad del Cuerpo de Cristo, que muestra su riqueza y unidad en la diversidad de los carismas que reparte el Espíritu Santo.

 

Junto a estas razones, válidas para cualquier comunidad en la Iglesia, hay que agregar que la profunda vinculación afectiva de la Familia de Schoenstatt a su Fundador, está también íntimamente ligada a la originalidad misma del carisma de Schoenstatt. En medio de un mundo en el cual experimentamos cada día en forma más intensa la destrucción y disgregación de todos los lazos de amor o vínculos interpersonales, tanto en el campo familiar como laboral, Schoenstatt quiere cultivar en profundidad todos los vínculos queridos por Dios. Y dentro de éstos la relación filial con el Fundador ocupa un lugar central. Estos vínculos en el orden natural, son expresión, camino y garantía de una profunda vinculación personal con el Dios vivo.