DESAFÍOS DE SCHOENSTATT MIRANDO A LOS 100 AÑOS DE SU FUNDACIÓN

Nos encontramos prontos a cumplir 100 años como Movimiento y la cercanía al 2014 y el jubileo que estamos preparando, nos obligan también a reflexionar sobre nuestro Movimiento, lo que el Padre Fundador nos encomendó y cómo estamos caminando para ello. En estos cien años, y en particular en Chile, Schoenstatt ha tomado una fuerza importante, tanto en cantidad de hermanos en la Alianza como en su calidad y posicionamiento; tanto en la Iglesia como en diferentes estamentos políticos y empresariales de nuestra sociedad. Analicemos brevemente esta marcha de nuestro Movimiento, desde la llegada de las Hermanas de María a la ciudad de Temuco el año 1936 hasta nuestros días. En la primera etapa, llamada de "Pre fundación"(1936 a 1946), las hermanas de María, en un muy reducido número, acompañadas por dos sacerdotes Palottinos, realizaron apostolados educacionales y médicos en Temuco, Concepción, Valparaíso, Curacaví y Santiago. Surgen las primeras e incipientes juventudes masculinas y de mujeres...

| Mario Barros Gigoux Mario Barros Gigoux

Nos encontramos prontos a cumplir 100 años como Movimiento y la cercanía al 2014 y el jubileo que estamos preparando, nos obligan también a reflexionar sobre nuestro Movimiento, lo que el Padre Fundador nos encomendó y cómo estamos caminando para ello.

En estos cien años, y en particular en Chile, Schoenstatt ha tomado una fuerza importante, tanto en cantidad de hermanos en la Alianza como en su calidad y posicionamiento; tanto en la Iglesia como en diferentes estamentos políticos y empresariales de nuestra sociedad.

Analicemos brevemente esta marcha de nuestro Movimiento, desde la llegada de las Hermanas de María a la ciudad de Temuco el año 1936 hasta nuestros días.

En la primera etapa, llamada de "Pre fundación"(1936 a 1946), las hermanas de María, en un muy reducido número, acompañadas por dos sacerdotes Palottinos, realizaron apostolados educacionales y médicos en Temuco, Concepción, Valparaíso, Curacaví y Santiago. Surgen las primeras e incipientes juventudes masculinas y de mujeres.

La segunda etapa, llamada de "Fundación" (1947 a 1952), se inicia por la llegada del Padre Kentenich a Chile, la primera de nueve vistas que el padre Fundador realizara a nuestro país. Es en este período en que se fundan el Movimiento en Valparaíso, el santuario de Bellavista, surgen las primeras vocaciones sacerdotales, se forman los grupos de señoras y las juventudes masculina y femenina. Las Hermanas de María son reconocidas por el Papa y sucede el tercer hito en la historia de Schoenstatt a través del acontecimiento del 31 de Mayo de 1949. Al padre Kentenich se le prohíbe cualquier contacto con las Hermanas de María. El Padre Kentenich sale desde Chile a Milwaukee, separado del Movimiento, en profunda obediencia a la Iglesia. El Movimiento a nivel internacional y en lo particular en Chile, se ve conmocionado.

En la tercera etapa, llamada de "Refundación" (1952-1968), el Movimiento en Chile se rearma con el dolor y desconcierto de la sanción que el Santo Oficio ha dispuesto hacia el Padre Fundador, agravado por una crisis de unidad al interior del Movimiento, entre las corrientes del padre Ernesto Durán y del padre Benito Schneider, que culminarán con la prohibición, por parte de la autoridad eclesiástica chilena, del ingreso de más miembros al Movimiento. Si bien esta dolorosa etapa terminará pronto, queda en los miembros del movimiento en Chile, una sensación de "cerrar filas" y trabajar hacia una mayor captación de miembros y consolidar el crecimiento del Movimiento, que como dijimos anteriormente llega a contar con numerosos miembros en la actualidad.

Sin embargo, conviene recordar dos puntos clave en el mensaje que nos deja nuestro Padre Fundador y que constituyen a mi juicio, una tarea y una misión:

1) Schoenstatt para la Iglesia, y

2) La Confederación Apostólica Universal (CAU)

Schoenstatt para la Iglesia. Schoenstatt es un Movimiento que es fundado en la Iglesia y para la Iglesia. Debemos proyectar nuestro particular carisma para el servicio de la Iglesia.

La Confederación Apostólica Universal (CAU), enunciada en sus orígenes por San Vicente Palotti, es recogida entusiastamente por el Padre Kentenich y avizora que Schoenstatt es el Movimiento destinado a reunir bajo esta Confederación a todos los movimientos de nuestra Iglesia, para trabajar coordinadamente en ella y para ella, en la Salvación del Mundo.

Prontos a cumplir los 100 años de la fundación, debemos preguntarnos, en qué etapa de desarrollo se encuentran estas dos importantes misiones que nos encomienda el Padre Fundador. En otras palabras, superado ya nuestro "cerrar filas", ¿En qué forma estamos siendo un aporte efectivo a nuestra Iglesia? ¿Cuál es el objeto de nuestra auto formación, creación de vínculos, Alianza de Amor, Jornadas, reuniones de grupos de vida y tantas otras actividades, si no están orientadas a servir a la Iglesia? Más aún, si no estamos sirviendo activamente a la Iglesia, ¿Qué nos diferencia de otros Movimientos y agrupaciones marianas? Finalmente, ¿Estamos siendo fieles al mandato y misión que nos dejara nuestro Padre Fundador?

Estas interrogantes deberían, a lo menos, suscitar una seria reflexión en los diferentes grupos de vida, en la Rama de Familias, en la Militancia, Federación e Institutos, para crear la necesidad en tantos hermanos nuestros, que es perentorio salir de nuestros cómodos y protegidos grupos de vida a nuestras parroquias, para ofrecer nuestro concurso a los párrocos que se encuentran tantas veces solos en su tarea y que claman por nuestra ayuda. No podemos tampoco guarecernos tras el permanente argumento, "es que no estamos preparados", para iniciar este imperativo apostólico. Si ese hubiera sido el argumento de los primeros apóstoles, no tendríamos Iglesia. El Padre Fundador quiere "personalidades recias", que se recojan las mangas y se pongan a trabajar, sin abandonar la auto formación y sobre todo la oración.

Es hora de abandonar la comodidad y seguridad que nos entrega nuestra comunidad, y enfrentar los verdaderos desafíos del siglo, que son muchos, y que acechan a nuestra Iglesia por todos los flancos. En un próximo artículo abordaré el tema de la Confederación Apostólica Universal y el desafío que implica para nuestro Movimiento.

Mario Barros Gigoux

 


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