31 de Mayo y Capital de Gracias

¿Qué le ofrece Schoenstatt al hombre y la mujer de hoy?

El autor, en un documento de 11 páginas, nos ofrece una análisis sobre el significado del 31 de mayo en la vida personal y para la Familia de Schoenstatt hoy.

Eduardo Arnouil

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¿Qué le ofrece Schoenstatt al hombre y la mujer de hoy?

Eduardo Arnouil 15 de Mayo de 2016

Schoenstatt es una Alianza de Amor, una misión y un carisma.

Schoenstatt es una Alianza de Amor con la Santísima Virgen bajo la advocación de Mater ter Admirabilis, o sencillamente Mater, celebrada en el santuario de Schoenstatt (santuario original y santuarios filiales) y sellada espiritualmente con el padre y fundador, P. José Kentenich, y la Familia de Schoenstatt.

Schoenstatt es una misión, la misión de la Mater para nuestro tiempo, una respuesta al “mecanicismo” como germen del “colectivismo” a través de:

A.- Las contribuciones al "capital de gracias", condición para que la Mater ter Admirabilis se establezca en el santuario (18 de octubre, 1914), y a través de

B.- Una cruzada por la victoria del pensar, amar y vivir orgánico; y por la restauración de todo el organismo natural y sobrenatural de vinculaciones, en la teoría y en la práctica.

"El sentido del 31 de mayo es una cruzada por la victoria del pensar (vivir y amar) orgánico y de la restauración plena de todo el organismo natural y sobrenatural, en la teoría y la práctica, en todo el ámbito, tanto en el sentido de Schoenstatt como para Schoenstatt. O dicho concretamente: una cruzada por Schoenstatt integral con su marcado carácter sobrenatural como obra de Dios, que tiene como presupuesto, y como fruto y coronación, un pensar (vivir y amar) orgánico. (P. J. Kentenich, Crónicas, 1955).

Schoenstatt es un carisma, el carisma profético del padre y fundador, la fe práctica en la divina Providencia que compartimos como schoenstattianos.

LAS CONTRIBUCIONES AL CAPITAL DE GRACIAS Y LA MISIÓN DEL 31 DE MAYO

Nuestro padre y fundador, en sus comentarios sobre el tercer hito de la historia de la Familia de Schoenstatt y la misión del 31 de mayo (escritos durante el exilio en Milwaukee), se refiere a la misión especial del santuario filial de Bellavista y relaciona directamente las contribuciones al capital de gracias a la misión del 31 de mayo.

Es fundamental aclarar que en relación a la “cruzada” y al “organismo”, la misión del 31 de mayo primariamente se refiere al pensar orgánico en razón del objeto.

Me parece de una importancia vital destacar este hecho porque constituye, a mi modo de ver, el meollo para la comprensión de cuáles deberían ser las contribuciones al capital de gracias que debemos aportar cuando hablamos de la misión del 31 de mayo, una propuesta pedagógica-pastoral.

A continuación se copian algunos textos pertinentes del P. Kentenich, publicados en el libro “Un paso audaz”, P. Rafael Fernández de Andraca, editor, Nueva Patris, 2014, páginas 238-263

En qué consiste la misión especial del Santuario filial de Bellavista (p. 238)

El P. Kentenich destaca los dos aspectos centrales que abarca la Misión del 31 de Mayo y señala que se trata de una misión que toca la misión esencial de Schoenstatt, que es primariamente una misión en el orden pedagógico.

Como ejemplo nos ha de servir nuevamente Chile. Allí se habla en forma acentuada –y más fuertemente que en otros países – acerca de un acta de fundación propia y de una misión especial en relación con el 31 de Mayo de 1949. Tres son las preguntas que cabe formularse y responder:

• Primera pregunta: ¿En qué consiste la misión especial? • Segunda pregunta: ¿Cómo surgió?
• Tercera pregunta: ¿Qué significa esta misión en detalle?

La respuesta ha de ser breve y concisa. Por motivos fácilmente comprensibles se dará más peso a la tercera pregunta.

El contenido de la Misión del 31 de Mayo de 1949 (p. 239)

¿En qué reside la misión especial? Esta es la primera pregunta. Los párrafos de lecturas provenientes de Chile, que fueron citados hasta el momento en estas anotaciones, no permiten en sí duda alguna al respecto. Tan solo hay que observar más atentamente y penetrar hasta los últimos principios.

Resumiendo:

Se puede afirmar que Schoenstatt en Chile tiene la misión especial de ayudar a superar la mentalidad mecanicista a través de contribuciones al Capital de Gracias de la Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt, y a través del cuidadoso cultivo del organismo en el ser, en el vivir y en el actuar.

Explicación en detalle del contenido de la Misión del 31 de Mayo (p. 249)

Habiendo delineado con claridad el sentido de la misión
especial del santuario de Bellavista, que toca derechamente a
su propia misión de vida y a la misión de la Familia, el P.
Kentenich se explaya al respecto con más detalle. Afirma que
este contenido se comprende en aquello que dice la plática
del 31 de Mayo y en la tradición viva de la Familia. Teniendo
este trasfondo se muestra dos elementos constitutivos o
esenciales de la misión.

Elementos constitutivos de la Misión especial (p. 250)

La respuesta ha de obtenerse y darse a partir de la interpretación auténtica de la conocida plática del 31 de Mayo de 1949 y de la tradición viva de la Familia de Schoenstatt en Chile.

Ambas fuentes, estudiadas con mayor exactitud, señalan hacia dos elementos constitutivos: primero, las contribuciones al Capital de Gracias de la MTA, que deberían ser conscientemente ofrecidas, en virtud de la alianza de amor con ella, con la intención de mover a la Santísima Virgen a tomar, ella misma, en sus sabias, bondadosas y poderosas manos de Educadora, la lucha que yo emprendí el 31 de Mayo de 1949 y, con ello, la superación de la mentalidad mecanicista.

Y, en segundo lugar, el cultivo cuidadoso y personal, como también la más amplia irradiación en el ser y en la vida y la defensa verbal adecuada, de la propia mentalidad constructivo-orgánica, que debe encontrarse en plena posesión y proyectarse en obras.

Primer elemento constitutivo: las contribuciones al Capital de Gracias (p. 250)

El historiógrafo podrá alguna vez constatar y transmitir al mundo futuro, con gran satisfacción y admiración, qué tan alto grado de idealismo y de radicalismo religioso ha despertado permanentemente esta meta concreta en todos los círculos. Cuanto con mayor fuerza rompían las olas, tormentosamente agitadas contra la alta montaña del 31 de Mayo de 1949, en forma tanto más valiente, más activa y más sacrificada fue transmitida, de boca en boca, la consigna: lo ofrecemos todo, hasta lo último, por el triunfo del 31 de Mayo.

No se debe menospreciar el apoyo que la Santísima Virgen recibió a través de ello para la solución de las preguntas más graves de la época, pero que redundó y redunda también en bien nuestro y de la obra. El que está con ambos pies en el terreno de la realidad sobrenatural sabe qué significan tal actitud y tales actos de sacrificio para la salvación y santificación del mundo desde Schoenstatt. No raras veces el desprendimiento, la donación y el traspaso de amor alcanzaron grados muy heroicos con el fin de fortalecer las exigencias de amor en el sentido del 31 de Mayo.

En síntesis: la alianza de amor con la MTA fue tomada muy en serio en todos sus segmentos, en sus ramificaciones y enraizamientos, y orientada sin vacilaciones hacia el objetivo, reconocido con claridad y enérgicamente ambicionado. Toda la Familia de Schoenstatt chilena vivía, tejía y obraba permanentemente en la atmósfera de altura del Poder en Blanco, de la Inscriptio y de la Consagración de José Engling.

Lo hacía, valga subrayarlo una vez más, en consciente vinculación con el 31 de Mayo de 1949; es decir, quería ejercer a través de ello como una suave violencia sobre la Santísima Virgen, para que ella, a través de la superación de la mentalidad mecanicista, se glorificara ostensiblemente a sí misma, e hiciera lo propio, y del mismo modo, con su obra de Schoenstatt y con sus instrumentos, en y por Schoenstatt.

Segundo elemento constitutivo: la mentalidad constructivo- orgánica (p. 252)

Lo que estaba en juego se situaba directa y primariamente en lo que denomina la “doctrina del organismo respecto al objeto”, es decir, respecto a los vínculos de amor en el orden natural y sobrenatural: a todo el tema de los intermediarios.

La doctrina del organismo “respecto al sujeto”, es decir, la armonía entre las fuerzas afectivas, instintivas, espirituales y sobrenaturales, en el sujeto, en la propia persona, no era materia de la Misión proclamada.

El ya mencionado segundo elemento parece ser más difícil de comprender. (...) Como ya fuera expuesto, se trata del cultivo, la irradiación y el anuncio de la mentalidad constructivo-orgánica, tal como ésta, según se ha afirmado, caracteriza originariamente a los pueblos latinos.

• ¿Qué se entiende por mentalidad orgánica?
• ¿Cómo es el alma típicamente latina?
• ¿Cómo ha visto el proceso del 31 de Mayo, la conexión interna entre el alma latina y la mentalidad orgánica, y de qué manera la comprende como una misión?

¿Qué se entiende por manera orgánica de pensar?

La primera pregunta parcial nos anima a investigar con mayor exactitud el pensar orgánico. Este puede contemplarse desde dos puntos de vista: desde el punto de vista del objeto de pensamiento (ratione obiecti), o desde el punto de vista del sujeto de pensamiento o exponente de pensamiento (ratione subiecti).

Modo de pensar latino en razón del objeto (p. 255)

Presupuesto todo esto, hago la siguiente afirmación: el alma latina tiene una marcada aptitud para una manera de pensar constructivo- orgánica ratione obiecti, es decir, tiene originalmente la capacidad de aprehender mentalmente y de expresar verbalmente, con cierta facilidad y como algo evidente, la relación entre Causa Primera y causa segunda, entre idea y vida, entre las distintas manifestaciones vitales y las distintas ideas. Esto no significa, por supuesto, que esa aptitud no conozca distintos grados, o bien, que ella pueda, sin formación ni educación, desarrollarse sin más en plenitud. De lo anterior se desprende por sí solo cómo encuadra en ese marco la masa del pueblo latino como tal.

Modo de pensar latino en razón del sujeto (p. 256)

Distinto es el caso cuando se trata de una caracterización más exacta de la manera orgánica de pensar ratione subiecti, es decir, donde no se trata de objetos exteriores a la persona, sino del sujeto mismo de pensamiento. Aquí debe distinguirse una vez más: si se toma el yo al mismo tiempo como objeto de pensamiento, el alma latina logra con mayor facilidad, similar al caso de los objetos de pensamiento exteriores a la persona, ver y reconocer correctamente conexiones internas. Si el yo es visto, sin embargo, formalmente como exponente o como sujeto de pensamiento, tiene entonces, en su origen, prácticamente una gran inclinación a dar primacía en gran medida al corazón por sobre la cabeza y a lo instintivo por sobre la voluntad formada y entrenada. Esto bastará para dar respuesta a la segunda pregunta parcial.

Interpretación auténtica de la plática del 31 de Mayo de 1949 (p. 256)

El 31 de Mayo de 1949, explica el P. Kentenich, se refiere
primariamente al modo de pensar orgánico en relación al
objeto.

Con lo anterior se ha dado ya en lo esencial la respuesta a la tercera pregunta parcial. La plática del 31 de Mayo parte, como primer requisito, en primer plano, explícita y primariamente –en la acumulación de expresiones se percibe el hecho de que se trata aquí de algo esencial– de la aptitud natural del alma latina para la captación constructivo-orgánica de objetos exteriores a la persona (ratione obiecti).

La plática no hace en principio referencia alguna al propio yo como objeto y como sujeto de pensamiento. Esos asuntos no están puestos a discusión en modo alguno, ni en la conciencia vigilante del disertante ni en el enfrentamiento con Trier.

Para una comprobación más exacta hágase la comparación tomando la “Respuesta”, o bien revísese el hilo conductor que esbocé más arriba y profundícese en los pocos párrafos de muestra del “Manual”, que están a disposición.

En ningún lugar se habla en ellos acerca de la relación entre cabeza y corazón, o acerca de la estructura y la tarea de las distintas potencias del alma.

En todas partes se trata muy clara y exclusivamente tan solo de la aplicación de la idea de organismo a determinados objetos de pensamiento, los que hoy en Occidente son a menudo violentamente arrancados de su unidad y separados en forma mecanicista...

Me permito agregar aquí que el compendio se limita expresamente a considerar esos objetos mencionados en el contexto enunciado y con la deseada acentuación. Ni una palabra dice el compendio acerca de la relación orgánica de las capacidades humanas entre sí. Estos asuntos se encuentran en otras páginas de la literatura de nuestra Familia. En esas páginas se los trata extensamente, y no tienen, en principio, nada que ver, en forma inmediata y primaria, con el 31 de Mayo.

La misión del 31 de mayo secundariamente se refiere al pensar orgánico en razón del sujeto (p. 258)

La Misión del 31 de Mayo no trata específicamente del organismo en relación al sujeto. Se trata aquí de aclarar que el tema, respecto a la armonía en la persona entre “cabeza y corazón” o entre voluntad y afectividad, y de la complementación entre lo que está más acentuado en la modalidad germana o latina, siendo de suyo importante desde el punto de vista de la autoeducación, no estuvo para nada presente ni el documento enviado como respuesta al obispo de Trier ni en la plática dada el 31 de Mayo.

No obstante, no es que estos asuntos sean secundarios para nuestros chilenos. No es éste el caso. No puede ser así para un Movimiento pronunciadamente de educadores y de educación entre latinos que luchan por el ideal del hombre nuevo en la nueva comunidad. Todos los hijos de Schoenstatt están altamente interesados en ello –deben estarlo– y, por lo tanto, también nuestros chilenos. Ellos comparten, por cierto, con todos los schoenstattianos, la misma tarea; tienen que resolver también, tal como se ha indicado, problemas muy especiales en razón de su estructura. Pero no se trata aquí primariamente de eso. Se trata solamente de destacar su misión específica en el contexto del 31 de Mayo. Repito una vez más: primariamente vista, esta tiene un aspecto muy diferente. Ella lucha por la idea de organismo en su primera acepción. Secundariamente – valga destacarlo: sólo secundariamente– podrán y deberán esforzarse nuestros chilenos también por la relación orgánica entre todas las potencias anímicas en su propia vida y en su lucha espiritual. Secundario es esto no sólo en razón de la equiparación con la misión general de la Familia, sino también en razón de las relaciones internas entre los dos tipos de organismo presentados. Estos no se encuentran yuxtapuestos, independientes uno del otro. Se determinan mutuamente, se influyen mutuamente, se exigen y promueven mutuamente. No en vano hablamos de una perspectiva de interés personal, o de una receptividad personal, individual, para los valores. A lo que aquí se hace referencia, la escolástica lo expresa con la clásica frase “quidquid recipitur ad modum recipientis recipitur”, “lo que se recibe, se recibe según la forma del receptor”. Cuanto más sana es el alma, cuanto más armónicamente se haya desarrollado las distintas capacidades, tanto más plenamente puede abrirse ella a los objetos de pensamiento, con tanta mayor ductilidad puede absorberlos en sí misma y ser plasmada y formada por ellos. Por otra parte, sin embargo, no debe ignorarse que la propia persona no es tan solo sujeto de pensamiento, sino también al mismo tiempo objeto de pensamiento, y que, por ello, se encuentra sometida a las mismas constantes que los objetos exteriores a la persona. Con todo derecho se puede decir, por eso, en cierto sentido, que ambos tipos de organismo son uno para el otro condición y coronación. Después de lo dicho, se puede resumir constatando lo siguiente: La Misión del 31 de Mayo se refiere primariamente al organismo del primer nivel, del nivel superior y, secundariamente, al organismo del segundo nivel, del nivel inferior. Si tuviera ahora a nuestros chilenos ante mí, o si me estuviera permitido escribirles cuál es mi pensamiento, les repetiría un lema de la primera época de nuestra familia: ¡Adelante! ¡Hacia arriba! ¡Jamás retroceder! ¡Adelante, para conquistar en todas partes nuevos territorios para nuestra Familia y para la Misión del 31 de Mayo! ¡Hacia arriba, hacia la cima del monte, que comienza con el 20 de Enero de 1942! ¡Jamás retroceder: ni en el tren de conquista ni en la escalada! Por ahora debemos considerar la escalada como lo principal. No solamente porque lo indica el período de formación, sino porque todos los demás medios para ganar la batalla no conducen a la meta sin la subida al monte de la inscriptio. En ello no hemos de olvidar nunca que el monte de la inscriptio es un monte de sacrificio, en cuya cumbre el Crucificado atrae a sus predilectos a la máxima cercanía de su cruz y de su corazón. Así lo han experimentado todos los que han hecho la inscriptio y se han esforzado en vivirla seriamente. (...).

La cruzada del 31 de Mayo (p. 261)

Mientras escribía el texto anterior, llegó a manos del P.
Kentenich un trabajo que provenía de los estudiantes chilenos
que estaban en Friburgo, Suiza, realizando sus estudios
teológicos. En ese trabajo, escrito por uno de ellos, se
expone lo que pensaban sobre la Misión del 31 de Mayo.
Nuestro Padre comenta ese trabajo.

Definición de la Misión del 31 de Mayo de 1949 (p. 261)

Demos una vez más la palabra a Humberto Anwandter. Él dice con gran claridad y firmeza:

Para nosotros la Misión del 31 de Mayo consiste en una cruzada por el pensar orgánico y por la restauración de todo el organismo natural y sobrenatural de vinculaciones. Es decir, más concretamente, una cruzada por el Schoenstatt integral, con su marcado carácter sobrenatural como obra de Dios, que presupone un pensar orgánico.

Me permito repetir una vez más las últimas palabras, agregando una pequeña complementación que se encuentra con seguridad en el sentir del autor: que presupone un pensar orgánico y lo espera como fruto y coronación.

Yo me declaro absolutamente de acuerdo con esta formulación. Muy hermosa y plena de sentido es en ella la relación interior que se establece entre el sentido y ser de Schoenstatt y la mentalidad orgánica.

Del mismo modo se destaca acertadamente la misión de Chile:

Creemos también que nuestro santuario en Bellavista debe desempeñar un rol muy especial, ya que desde allí, el torrente de gracias que ha llegado a nosotros desde el antiguo Schoenstatt en la plenitud de la Tercera Acta de Fundación, debe retornar fortalecido al Santuario original... Nuestra Familia de Schoenstatt en Chile se siente especialmente responsable de la Misión del 31 de Mayo. Pero no como única portadora. Por el contrario, queremos ganar a todos los demás para esa misión, y mostrar a todos los integrales que no conocen el 31 de Mayo esa responsabilidad y su respuesta en el sentido del Acto de José Engling.

Nada tengo que agregar a estas claras palabras, de sorprendente sencillez. Ellas delatan una comprensión y visión profunda, genial, de Schoenstatt y una valoración completa del 31 de Mayo. Todo intento de iluminarlas más corre peligro de oscurecerlas. Por ello las dejo así, sin comentarios, en esa luminosa brevedad y pujante plenitud.

A lo sumo, me puedo tomar la libertad de repetirlas de acuerdo a su sentido. Digo, entonces: el sentido del 31 de Mayo es una cruzada por el triunfo del pensar orgánico y de la plena restauración de todo el organismo natural y sobrenatural de vinculaciones en la teoría y en la práctica, en todas partes, tanto en el espíritu de Schoenstatt como también para Schoenstatt.

En el espíritu de Schoenstatt, vale decir, sin relación con los tres conocidos puntos de contacto, pero, no obstante, con la mirada dirigida hacia ellos.

Para Schoenstatt, es decir: en la más viva relación con esos puntos de contacto. O bien, más concretamente: una cruzada por el Schoenstatt integral con su marcado carácter sobrenatural como obra de Dios, que presupone un pensar orgánico y lo espera como fruto y coronación. (....)

Entonces, para que la Mater se estableciera en el santuario Cenáculo (20 de mayo, 1949) era necesario que nuestras contribuciones al capital de gracias estuviesen unidas a la misión especial del santuario (31 de mayo, 1949) la que asumimos e hicimos nuestra coronándola como Madre y Reina (5 de junio, 1949). Esa condición de la Alianza de Amor sigue siendo vigente hoy.

Eduardo Arnouil - 15 de Mayo de 2016