2. c. Tercer principio: "El amor es la ley fundamental y universal del mundo".

P. Rafael Fernández

Tercer principio: "El amor es la ley fundamental y universal del mundo".

Dios es amor y nosotros fuimos creados según su imagen y semejanza. Esto quiere decir, que la fuerza fundamental, la actitud básica que debe inspirar todo nuestro ser y nuestro comportamiento es el amor. La pedagogía que apliquemos, por lo tanto, está llamada a ser radicalmente una pedagogía del amor. De los vínculos de amor, y por ello, de la alianza de amor.

El amor debe llegar a ser la ley fundamental de nuestra vida y de nuestro actuar pedagógico. Así como todo lo que Dios hace, lo hace por amor, a través del amor y para el amor, así también debe procederse en la educación. El amor, afirma el P. Kentenich, en este contexto no sólo es la mayor potencia en el cielo y en la tierra, sino que ha de ser considerado y valorado como el gran poder creador en la educación.

El amor, afirma el P. Kentenich, no sólo es la mayor potencia en el cielo y en la tierra, sino que ha de ser considerado y valorado como el gran poder creador en la educación. Educadores verdaderos y auténticos, agrega, son genios del amor. Así como Dios hace todo por, para y en el amor, así también el educador debe actuar en todo por, para y en el amor.

La pedagogía schoenstattiana es así, esencialmente, una pedagogía del amor o de las vinculaciones. La pedagogía de vinculaciones capitaliza esta múltiple energía del amor y la desarrolla en todas sus dimensiones. Pues el educando, para crecer sanamente, debe vincularse a personas, al terruño, a cosas y a ideas. De este hecho se derivan los diversos caminos pedagógicos o estrategia pedagógica que Schoenstatt aplica.