Schoenstatt un lugar de gracias

Dios está presente y actúa en todas partes. Sin embargo, en ciertos lugares, se manifiestan y se hacen experimentables y fecundos, de manera especial, su cercanía, su amor y su acción. A estos lugares se les denomina "lugares de gracias", lugares de peregrinación o "santuarios".

P. Rafael Fernández

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Dios está presente y actúa en todas partes. Sin embargo, en ciertos lugares, se manifiestan y se hacen experimentables y fecundos, de manera especial, su cercanía, su amor y su acción. A estos lugares se les denomina "lugares de gracias", lugares de peregrinación o "santuarios".

Su origen es diverso. Muchas veces se remontan a intervenciones extraordinarias o milagrosas de Dios, de María o de algún santo. Sólo los hechos que allí acontecen (el flujo de peregrinos, la renovación de la fe, eventualmente los milagros de orden físico) muestran concretamente la realidad de la intervención especial de Dios.
Así como en la naturaleza encontramos unas zonas más fértiles que otras, así sucede también con los lugares de peregrinación. Es como la acción del sol, que en algunas regiones hace madurar frutos más maravillosos que en otras. O, tomando otra imagen, así como en ciertos lugares existen saludables fuentes termales, así también en el Reino de Dios encontramos determinados lugares donde el Espíritu de Dios se muestra especialmente activo y eficaz.
Que la gracia de Dios o la intervención de María se ligue especialmente a ciertos lugares, no debe extrañarnos: corresponde al modo de conducción normal de Dios en la economía de la salvación: él toma en serio a la naturaleza de su creatura y ésta comprende el espíritu y el cuerpo. Por ello el Señor se vale de lo material (del agua en el bautismo, del pan y del vino en la Eucaristía, etc.) para hacernos llegar su gracia a través de lo sensible. En el caso de los santuarios, se vale de lugares elegidos por su Providencia Divina.

Schoenstatt es un lugar de gracias. Los hechos han confirmado que la Providencia Divina ha escogido ese lugar como fuente de una poderosa corriente de gracias, de vida y de ideas, destinada a impulsar la renovación de la Iglesia y del mundo de nuestro tiempo. Esta es la experiencia de Schoenstatt.
En el año 1914, después de un tiempo de oración y meditación, el Padre Kentenich, invitó a los jóvenes congregantes que él dirigía, a pedir a la Virgen que estableciera espiritualmente su trono de gracias en la capillita que había sido puesta a su disposición. ( > [1er. Hito] >122)
La historia de Schoenstatt ha demostrado que la Santísima Virgen se ha establecido espiritualmente allí de modo especial, y que desde allí ha manifestado, en muchas formas, su gloria. A él acuden, año tras año, miles de peregrinos. El Santuario de Schoenstatt es un lugar de alianza con María y de profundo encuentro con Dios. Es un lugar donde los hombres –como fruto de ese encuentro– son, a su vez, transformados en Cristo,por mediación de María y enviados como apóstoles a dar fruto en la construcción del reino de Dios aquí en la tierra.
Nuestra convicción profunda es que el Santuario de María posee una misión de gran importancia para la Iglesia y el mundo actual. Recordamos las palabras que pronunciara el P. Kentenich en 1929: "A la sombra de este Santuario se ayudará –de un modo esencial– a codecidir los destinos de la Iglesia y del mundo por siglos".
María se ha establecido en el Santuario de Schoenstatt para regalar en él especialmente las gracias del arraigo en Dios, de la transformación interior y de la fecundidad apostólica. Esas gracias posibilitan la realización de los tres fines de Schoenstatt ( > 40-431).